Descripción de la Quercus coccifera

Quercus coccifera mas conocida como coscoja, chaparro, chaparra, carrasquilla o carrasquizo es un arbusto, de hoja perenne y verde todo el año, de no más de 2 m, de altura, aunque a veces se puede convertir en un pequeño arbolillo de hasta 4 ó 5 m; suele ramificarse abundantemente desde la base, de forma que las ramas, de corteza lisa y cenicienta, se entrelazan a menudo haciéndola impenetrable. Tiene hojas, siempre verdes, sencillas, alternas, membranosas que caen rápidamente, rígidas, lampiñas por las dos caras, con el margen ondulado y armado de dientes espinosos en mayor o menor número; tienen color verde intenso, forma aovada o alargada y superficie brillante y lustrosa. Las flores masculinas son muy pequeñas, poco aparentes, con una envuelta acopada dividida en 4, 5, ó 6 gajos y un número variable de estambres (4 a 10); se agrupan en espigas cortas, de color amarillento, delgadas, que cuelgan en grupos. Las femeninas nacen en la misma planta, solitarias o agrupadas por dos o tres. El fruto es una bellota, de una sola semilla, separable en dos mitades (cotiledones) longitudinalmente. Florece en abril o mayo y fructifica en agosto del año siguiente.

Corteza rica en taninos, usada en las temerías y para teñir lanas de negro. La madera es de escaso valor salvo para combustible y carbón. Las bellotas se usaban para alimentar al ganado, cabras y a veces cerdos pues de sabor muy amargo. Antiguamente tuvo importancia el uso de las agallas (también he visto agallas en la cornicabra o teribinto) provocadas en las hojas tiernas por el hemíptero Coccus ilicis, obteniendo un colorante rojo en la primavera. Los coscojales pueden tener importancia energética, siendo buenos medios para el conejo, la perdiz, la liebre… Finalmente hay que recordar la magnífica protección que puede dar a terrenos empobrecidos, por lo cual hay que evitar que los fuegos repetidos o el pastoreo intensivo provoquen su degeneración.